viernes, 12 de junio de 2009

OBRAS EN LA CANALEJA










La Ley de Prevención 31/95 establece que el empresario realizará aquellas actividades preventivas necesarias para eliminar o reducir los riesgos, también dice que las medidas adoptadas deberán anteponer la protección colectiva a la individual, de igual manera refleja que las medidas correctoras serán bien técnicas, organizativas, de control y por último de protección individual. Qué pena que esta Ley no se la hayan leído los responsables del Patronato Deportivo, porque si no, no se entiende cómo es posible que nadie de los responsables se haya percatado de que las obras de demolición que se están realizando en la piscina cubierta de La Canaleja, con maquinaria pesada (martillo percutor), iban a ser un problema para los trabajadores/as que están impartiendo clase allí.


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No es que hayan empezado a demoler parte de la piscina sin haber acabado los cursos, es que además ya se han preparado los grupos de verano que también van a tener la ocasión de vivir la obra en vivo y en directo, porque si todavía no se había dicho, la obra está separada solo por unos plásticos de la piscina donde se imparten las clases.


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Con lo que se demuestra no sólo que les da igual que los trabajadores y trabajadoras del polideportivo se queden sordos, es que igualmente les importa muy poco las molestias de ruido que sufran los usuarios/as, porque los decibelios, según mediciones, son de 87 a 91 (por encima de 80 empieza a considerarse riesgo).


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Todavía falta retirar escombro y pilotar alguna zona, veremos qué ruido supone esto.


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¿Pero no hubiera sido más sencillo haber organizado el servicio (y se hubiera cumplido con la Ley de Prevención) de forma que una vez acabadas las clases normales se hubieran comenzado las obras, y este mes se hubiera dejado sin actividad la piscina hasta terminar la demolición?


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Quizá estamos pidiendo demasiado.